viernes, 9 de noviembre de 2012

Incienso, la magia convertida en humo


¿Quién no ha quemado alguna vez un poquito de incienso tratando de crear un ambiente relajado y tranquilo? ¿O tratando de encender la chispa de la pasión? ¿O simplemente para disfrutar de su perfume?

De forma inconsciente nos valemos del incienso sin caer en la cuenta de que no se trata únicamente de una sensación olfativa, de que el poder de los inciensos va mucho más allá.




Ya en épocas antiguas este derivado de la resina era utilizado no sólo para aromatizar sino también para crear buenas vibraciones. Formaba parte del día a día  pero también era empleado en la meditación y en rituales religiosos.

Los antiguos egipcios usaban inciensos y perfumes en sus tratamientos médicos además de en sus ceremonias religiosas.

En otras culturas además de perfumar el hogar servía para purificar a sus mujeres y era considerado un presente digno de reyes.

El incienso, preparado a partir de resinas vegetales a las que habitualmente se añaden aceites esenciales, tiene hoy en día uso religioso, terapéutico y para crear ambiente. Pero también tiene un uso menos conocido aunque no por ello menos importante, el de manejar las energías a nuestro favor, el uso en rituales mágicos para ayudarnos a conseguir algún propósito, a solucionar problemas y alejarlos de nosotros o bien atraer  un poco de buena suerte en los momentos difíciles.

Para su uso doméstico y de ambientación lo más habitual es usarlo en barritas o conos, una presentación bastante atractiva a la vez que práctica.




En cambio, cuando se trata de rituales mágicos son poco recomendables ya que incluyen sustancias que pueden interferir negativamente en las propiedades mágicas del incienso.

En estos casos lo más recomendable es utilizarlos en estado puro, en polvo o grano, y aromatizado con diferentes esencias según el propósito para el que lo vayamos a necesitar.




Estos propósitos pueden ser muy diversos, desde encontrar trabajo o mejorar nuestra economía, hasta conseguir el amor de una determinada persona, pasando por recuperar nuestra salud, entre otros.

En un ritual los inciensos limpian, preparan, alejan las energías negativas equilibrando las fuerzas… Consiguen la armonía necesaria para que la magia del ritual funcione.

Pero, aunque sea la manera más efectiva,  no sólo podemos beneficiarnos de su poder a través de rituales esotéricos. La fuerza mágica del incienso se hace latente simplemente con quemarlo. Dejar que su humo nos envuelva es suficiente para entrar en sintonía con él y que nos ayude con nuestros problemas.

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