Se denomina acíbar o aloe a la sustancia obtenida de la planta
llamada también aloe, de la que existen más de doscientas variedades
reconocidas.
Las plantas de aloe crecen en climas desérticos ya que no
toleran las bajas temperaturas y requieren muy poca humedad o ninguna.
Para obtener el acíbar se cortan las hojas transversalmente
y se deja escurrir el líquido que contienen en su interior.
Una vez drenadas las hojas, el gel se deja secar al sol o se
le aplica calor artificialmente hasta conseguir una masa sólida, oscura y de
sabor amargo.
El aloe, dependiendo de su variedad, puede ir desde el marrón
oscuro casi negro hasta el rojo amarillento. Su olor es fuerte, aromático y
penetrante.
El acíbar proporciona suerte y protección, protege de las
influencias malignas y previene los accidentes.
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